El juego simbólico recoge su importancia en el aprender a socializar desde pequeños con su entorno y con la comunicación. Y es que el juego es necesario a lo largo de toda la infancia, y va evolucionando a medida que el niño crece.
A partir de los 18 meses tiene lugar un hecho muy importante a nivel cognitivo: la incorporación del juego simbólico. Es decir, la capacidad del niño o la niña para imitar situaciones de la vida real y ponerse en el lugar de las otras personas. A través de este tipo de juego con las muñecas de trapo se representa situaciones del mundo que les rodea. Así, durante esta actividad, el niño o la niña pasa continuamente de lo real a lo imaginario.
El juego con las muñecas de trapo permite a la niña/o identificarse de una manera sencilla con el mundo real. Consiguiendo así adaptar su propia identidad y realidad social al encontrarse con situaciones que deben solucionar al verse reflejados en sus propias muñecas.
Pero no solo esto, jugar con muñecas de trapo beneficia en los siguientes
aspectos:
- Permite educar en igualdad
- Potencia la imaginación
- Mejora el lenguaje
- Aumenta su responsabilidad
- Mejora la compresión de las normas
- Mejora sus habilidades sociales
- Permite aparecer la empatía y la comprensión durante el juego
- Se aprende afectividad
Además, varias investigaciones han observado que mientras los niños juegan con muñecas, se registra actividad cerebral en el surco temporal superior posterior, una región del cerebro asociada con el procesamiento de información social y la empatía. Y esto ocurre incluso si están jugando solos, cosa que no pasa en el juego solitario con un dispositivo electrónico como puede ser un móvil.
Por todo esto, es muy importante poder ofrecer al niño o la niña una gran variedad de posibilidades para que puedan elegir con qué jugar y poder desarrollar al máximo sus habilidades simbólicas, abasteciendo los diferentes escenarios y realidades, de la mano de su muñeca de trapo.